La búsqueda del hombre por plasmar y reproducir la realidad en movimiento mediante la fabricación de artilugios es una práctica ya antigua. Un claro ejemplo de esta exploración fueron el taumatropo, la linterna mágica o el kinetoscopio. A mediados del siglo XIX, la fotografía había dado el puntapié inicial al basarse en la técnica de capturar las imágenes de la realidad mediante medios lumínicos. Haciendo gala de una observación minuciosa, los hermanos Lumiére fueron capaces de basarse en el kinetoscopio de Thomas Alva Edison añadiendo técnicas propias de la época como el rollo de fotografía de Eastman para crear así el primer cinematógrafo.