Los rayos X son unas radiaciones electromagnéticas que son capaces de atravesar un cuerpo opaco así como de hacer una película fotográfica. Reciben este nombre porque quién los descubrió los bautizó como “rayos incógnita” ya que no sabía cómo se producían ni lo que eran.
Fue el 1895 cuando Wilhelm Conrad Roentgen, por accidente, descubrió los rayos X. Mientas se encontraba experimentando con un generador de rayos catódicos, se percató de que la transmisión que se enviaba por la máquina podía penetrar hasta las capas más profundas, algo que nunca antes había sucedido, por lo que comenzó a trabajar para mejorar esta técnica.
Todo ello sucedió cuando con una funda de cartón de color negro cubrió un tubo que al conectar en su equipo, emitía a lo lejos un débil resplandor, descubriendo que dichos destellos podían iluminar unos frascos con sales de bario que tenía en el laboratorio y que se encontraban separados de él por varias planchas de maderas y libros.
Un descubrimiento inesperado
A partir de ese momento fue cuando empezó a estudiar todas las propiedades que tenían los rayos X, por lo que pensó que lo mejor era fotografiar este fenómeno y de esta manera también descubrió que las placas fotográficas que tenía en la caja se encontraban veladas. Intuyendo la acción que estos rayos tenían, puso una caja de madera sobre una placa fotográfica con unas pesas y observó que el rayo conseguía atravesar la madera e impresionar la imagen de esas pesas en una fotografía.
La tecnología de los rayos X fue utilizada para descubrir cuál era la estructura de nuestro ADN y gracias a esta tecnología, sabemos que el mismo cuenta con una estructura de doble hélice.
Después de realizar experimentos con diferentes objetos, decidió hacerlo con humanos y para ello lo que hizo fue irradiar la mano de su mujer con rayos X durante quince minutos para conseguir impresionarse cuando vió que la máquina capturaba una imagen con sus huesos por debajo de la piel. No sería hasta 1903 que otro inventor, Coolidge, lograra desarrollar el tubo de rayos X, la razón principal de la efectividad de estos rayos en la actualidad.
Otros usos de los rayos X
Pero las aplicaciones de los rayos X no solamente están ceñidas al mundo de la medicina, también tienen una enorme importancia dentro de la arqueología por ejemplo, ya que gracias a ellos se ha podido llegar a comprobar como era el hombre en la Prehistoria o conocer lo que hay detrás de ciertos muros de vestigios arqueológicos.
En el arte también sirven de utilidad ya que gracias a ellos es posible distinguir cuando un cuadro es auténtico y cuando es falso. De igual manera dentro de los servicios de seguridad se emplean estos rayos para inspeccionar el interior de bolsos y maletas o incluso a las personas en ciertos recintos como los aeropuertos.