Se considera al barco como el primer medio de transporte masivo de la humanidad. Las primeras embarcaciones flotantes de las que se tiene registro, datan de 100.000 años atrás. Es por esto que no se puede determinar quién inventó el barco de manera universal. Sin embargo, podemos afirmar que John Fitch fue una figura más que importante en la historia del barco ya que en el año 1786 creó el primer prototipo de barco a vapor.
La invención de Fitch revolucionó totalmente el modo en que se construían los barcos. Con este nuevo sistema, los barcos ganaron en velocidad de manera notoria. Además lograron cierta autonomía dejando de depender totalmente de los vientos y las mareas.
John Fitch era un estadounidense, relojero de profesión que obtuvo la patente por el primer barco de vapor en el año 1791. La primera demostración con su prototipo tuvo lugar en el río Delaware en el año 1787.
La embarcación de Flitch contaba con numerosos remos unidos entre sí. Un mecanismo de engranajes era movido a través de un sistema de condensación de vapor proveniente de una caldera. Hacia el año 1790, construyó una versión mejorada de esta nave. Colocó en el centro del barco una rueda de palas y fue capaz de transportar mercaderías y pasajeros.
Los barcos de vapor de Flitch fueron utilizados entre Filadelfia y Burlington, pero presentaban numerosas averías que hicieron que su negocio no prosperara. Al no contar con apoyo financiero, Flitch se alejó del comercio de barcos de vapor.
¿Quién convirtió al barco de vapor en un éxito comercial?
Robert Fulton, un ingeniero e inventor también de nacionalidad estadounidense, se basó en la idea de Flitch. Luego de haber sido contratado por Robert R. Livingston, un empresario en el campo de la navegación, mandó a construir un barco de vapor. En 1807 se construyó el “Clermont”, considerado como el primer éxito comercial al recorrer 177 kilómetros en 32 horas a través del río Hudson.
Mejoras en el barco de vapor
Con la extensión de las calderas cilíndricas alrededor de 1860 se logró obtener un vapor a alta presión que mejoró considerablemente la potencia de los barcos. Posteriormente, las calderas de triple o cuádruple expansión, permitieron continuar aumentando la velocidad de las naves pero reduciendo a su vez el consumo de carbón.
El creciente desarrollo de la industria metalúrgica logró desterrar las construcciones en madera. En primera instancia se construyeron en hierro para luego darle lugar a los barcos de acero. Con este material se conseguía una mayor solidez y resistencia a la vez que se ganaba en ligereza. Los problemas de mantenimiento, desgaste y resquebrajamiento típicos de la madera quedaron atrás.
Las embarcaciones a vapor conquistaron casi por completo las rutas marítimas al no depender prácticamente de las condiciones meteorológicas para su navegación. Por otro lado, modificaron por completo la apariencia que tenían hasta ese momento al prescindir de las velas, elemento característico de las naves.
¿Se sigue utilizando el barco de vapor en la actualidad?
En el año 1897, Rudolf Diesel desarrolló un motor basado en la combustión interna de un derivado del petróleo conocido como gasoil. Este motor, que lleva su apellido, dejó atrás los avances conseguidos con el motor a vapor así como éste lo había hecho con la vela. Hoy por hoy son pocos los barcos a vapor que se encuentran en actividad. Los submarinos nucleares utilizan esta tecnología, el resto son embarcaciones destinadas a los viajes turísticos o recreativos o bien son embarcaciones museo.