¿Quién inventó la Penicilina?

La Penicilina es el primer antibiótico empleado en medicina, utilizado para el tratamiento de infecciones provocadas por bacterias. En 1928, el investigador británico Alexander Fleming descubre accidentalmente los efectos de la Penicilina. Desde principios de esa década, él estaba abocado a la investigación de las infecciones producidas por las heridas.

El 28 de Septiembre de 1928 descubre que en uno de sus cultivos había aparecido un hongo que producía una sustancia que destruía las bacterias infecciosas que él cultivaba para estudiar. Este hongo era el penicillium chrysogenum, de la familia Penicillium, hecho por el cual Fleming le dio el nombre de Penicilina a la sustancia que éste producía.

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La creación de la Penicilina fue un hecho crucial en la historia de la medicina dado que permitió curar muchas enfermedades que, hasta el siglo anterior, se consideraban incurables. Su uso masivo durante la Segunda Guerra Mundial puso en evidencia su valor terapéutico al ser utilizada para el tratamiento y cura de infecciones producidas por heridas de guerra, dando comienzo a la era de los antibióticos.

Esta invención dio lugar a la era de los antibióticos, comenzando así la producción de nuevos tipos de antibióticos cuya fabricación tiene base en la estructura de la Penicilina misma. Los nuevos antibióticos no sólo lograron curar enfermedades que antes se creían incurables, sino que, redujeron las tasas de mortalidad y morbilidad frente a infecciones clínicas, aumentaron la tasa de engorde de la población, y así aumentaron la esperanza de vida de la población que antes moría en manos de infecciones para las cuales no había un tratamiento específico.

Con base en la estructura de la Penicilina, se crearon otros tipos: por un lado, las penicilinas naturales, y por otro, las penicilinas semisintéticas. Las primeras son aquellas en las cuales no es necesaria una intervención biotécnica para su fabricación, un ejemplo es la Penicilina G. En cuanto a las segundas, son aquellas en las que sí se aísla a la bacteria y se hacen modificaciones químicas en ella, un ejemplo de estas es la Bencilpenicilina.

Dada la efectividad de la Penicilina, su anclaje en el inconsciente colectivo llevó a un abuso de la misma, utilizando así derivados sintéticos como la Amoxicilina o la Cloxacilina para auto tratar infecciones leves que, en la mayoría de los casos, no requieren tratamiento con antibióticos.

Este hecho hizo que la población presente una resistencia frente al antibiótico, demandando así la sintetización de una nueva serie de Penicilina más eficiente para el tratamiento de infecciones que las penicilinas anteriores ya no podían curar. Se crean así nuevos antibióticos sintéticos mucho más eficaces, con un espectro de acción mucho más amplio, y con un costo mucho más económico que las anteriores. (Este último hecho es quizá, uno de los factores que facilitó el abuso del medicamento y sus posteriores consecuencias)

Finalmente, una vez más la Penicilina da un giro en la historia de la medicina al demostrar su eficacia en el tratamiento de infecciones de animales, hecho por el cual se comenzó a estudiar y desarrollar dentro del campo de la veterinaria una nueva serie de antibióticos aptos para animales.

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